Por Francisco Villarreal
Una de las secciones más divertidas de las mañaneras viejas y nuevas es la del “detector de mentiras”. La exhibición de “otra verdad” sobre un tema mediático desde la perspectiva del régimen, es una especie de “defensa propia”. Sí, pero también añade un clavo al ataúd de la verdad tan diezmada en el mundo, y muy especialmente desde intereses políticos incubados en las cloacas de intereses económicos. Estamos en un momento crítico donde se mercadea con la información. En Estados Unidos, la imposición de una “verdad” dogmática desde la cascajosa y repulsiva boca de su “amado líder” está estremeciendo las conciencias y desplegando multitudes; en México ya pasamos esa severa crisis de medios y el resultado ha sido desastroso: locutores, periodistas y analistas desprestigiados y, además, noticieros sobresaturados de comercialización. En Estados Unidos la propuesta no es sutil, se trata de imponer una respuesta real y brutal desde una narrativa falsa que ni siquiera se preocupan por hacer verosímil. En México, sin una dictadura como la que sueña la oposición, todavía tenemos una propuesta ingrata y facilona pero razonable: elegir la “verdad” que se nos antoje o nos convenga. Conozco más de uno que estará rezando, no a algún dios sino a una inteligencia extraterrestre que se descuelgue desde el 3I/ATLAS y nos mande una legión de alienígenas a salvarnos. ¿De qué? De nuestra ingenuidad, seguramente. Yo me preocupo más por ese asteroide errático que ya ven como nuestra segunda y minúscula Luna. No porque me caiga encima, sino porque va a descuadrar mi carta natal astrológica y mandar al carajo mi horóscopo: Escorpión desgañitándose en la Tribuna del Orador mientras Sagitario y Capricornio comadrean con el Venerable Maestro.
En el templo de la verdad, el portero siempre trae una espada en la mano. En nuestro sistema mediático, oficial o privado, jubilamos al portero pero conservamos la espada, sólo que cualquiera puede usarla sea contra la mentira o contra la verdad. Este viernes 24 de octubre me convenzo de que el caos informativo no nos ha abandonado, y que tal vez sobreestimamos su decadencia: una brasa puede causar un incendio. Leía la nota sobre el más reciente “piropo” de Donald J. Trump hacia la presidenta (con A) Sheinbaum. Confiesa su “admiración” pero insiste en que México está gobernado por el narcotráfico. Parece necedad, pero sigue siendo una mentira útil que impone como dogma, urbi et orbi, como una amenaza. Un argumento para cualquier acto agresivo que se le ocurra contra México, además de los que ya aplica. El caso es que desde México, hay bastantes voces que retoman ese argumento y tratan de imponerlo también. Sin ir tan lejos, “Alito” Moreno, no suelta esa prenda que le ensucia sus de por sí sucias manos. A eso hay que añadir que la oposición, enmascarada en “renovaciones” partidistas y alianzas presuntamente rotas pero siempre operativas, sigue haciendo labor de termita para magnificar los errores del régimen, y para demeritar sus aciertos. No veo, por ejemplo, que PAN, PRI, MC, y las “organizaciones ciudadanas” alineadas a un supremacismo embozado, reaccionen enérgicamente a las agresiones sistemáticas contra México de Trump y sus sicarios. A la oposición parece interesarle sólo retomar el poder a costas incluso de la soberanía. El ballet acuático de nado sincronizado de medios, empresarios y políticos sobrevivió al régimen de don Andrés; siguen con sus evoluciones coordinadas, sólo que ahora nadan en el lodo, y en las heces de Trump.
Toda comparación es odiosa, pero puede ser muy útil. También este viernes 24 leo que Trump unilateralmente y por sus calzones (o pañales), rompió cualquier tipo de negociación con Canadá. El pretexto es tan fútil como todos los suyos: el uso de información contra su régimen, específicamente sus aranceles. Y aquí entran los medios en México, que como dicen una cosa dicen la otra, sólo que una la gritan y otra la susurran. No podían callar la movilización de 7 millones de estadounidenses contra la dictadura de Trump, pero sí pudieron desvanecerla entre estupideces; no podrían callar la nueva repulsa de Trump contra Canadá, pero sí desligarla de una noticia, esta sí, destacada. Un día antes, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, y el de Ontario, Doug Ford, dieron una declaración conjunta anunciando el inicio de un proyecto que, para empezar, busca la soberanía y autosuficiencia energética de todo el país. “¿Y eso a mí qué?”, diría cualquier periodista chambón. Pues resulta que Carney y Ford son agua y aceite, políticamente hablando: pertenecen a partidos con ideologías más opuestas que coincidentes. De hecho, Ford no desentonaría entre las huestes conservadoras de Trump. Sin embargo, subordinaron sus diferencias frente a la agresión sistemática del gobierno trumpista y optaron por fortalecer al gobierno canadiense como principal trinchera contra las rabietas de Trump y sus secuaces.
La solución de los canadienses, que ya castigan a Estados Unidos con boicots civiles, es la respuesta obvia contra un régimen dictatorial que debe ser la envidia de Maduro, Bukele, Noboa, Ortega, Milei, similares y conexos; un régimen que abiertamente trata de debilitar los gobiernos de otros países y que no distingue entre aliados o adversarios, amigos o enemigos; la traición institucionalizada. Trump es el mayor peligro que ha enfrentado la humanidad en las últimas décadas, pero hay vacuna, y esa es el fortalecimiento del gobierno como representante legítimo de los ciudadanos, por lo menos en el tema de la defensa de la soberanía. Los premieres canadienses no han renunciado a sus posturas ideológicas, ni a su crítica, ni a su oposición contra lo que no empate con sus ideas. Los premieres canadienses se pusieron a trabajar en fortalecer al país y vacunarse contra los chantajes de Trump. Pero, ¿y qué hacemos en México? Pues exactamente todo lo contrario: debilitar al régimen que se ha enfrentado con mayor éxito a las intransigencias de Donald John Trump, más éxito aún que Vladimir Putin y Xi Jinping. En otras palabras: medios, comentócratas, influencers, políticos, y la oposición en general, le facilitan a Trump imponer su insidiosa narrativa en México cuando intentan debilitar al régimen de Sheinbaum. Seguramente serán muy bien remunerados por sus padrinos trumpistas en efectivo y en billetes de 2 mil pesos del Banco de la Ilusión.
El ejemplo de Canadá está ahí. Y el de Venezuela y Colombia en una alianza necesaria contra la amenaza real de un loco con poder. Ni siquiera la Unión Europea ha logrado empoderarse contra ese demente que los empuja a una guerra contra Rusia mientras se deslinda cobardemente del conflicto que su país inició. Por cierto, y a propósito de este orate, leí en Facebook un texto donde lo describen bastante bien como un ente execrable. Yo sería más concreto: un loco, asesino, cruel y codicioso, en quien la locura no es un atenuante sino un agravante. De veras, deveritas, un azote para la humanidad. Por lo menos de esto sí podemos estar completamente seguros.



