La presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña Hernández, rindió, el martes 26 de agosto, su último informe de labores en una sesión cargada de simbolismos. Fue un acto institucional, pero también un acto solitario; reporta MILENIO.
Los asientos vacíos que tenían que ocupar ministros, magistrados y representantes del Congreso, hablaron tanto como las palabras de la ministra.
Ausencias que pesan
El peso de las ausencias fue inevitable. No estuvieron los plenos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ni del Consejo de la Judicatura Federal (CJF). Tampoco acudieron los presidentes de las cámaras de Diputados y Senadores.
Incluso, en el propio pleno de la Corte, no se presentaron las ministras cercanas a la 4T, Yasmín Esquivel Mossa y Lenia Batres. Ni siquiera el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena que formó parte del bloque opositor.
Último día en el Pleno
En contraste, sí asistieron ex presidentes del máximo tribunal como Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y Luis María Aguilar Morales, además de los ministros en retiro Margarita Luna Ramos y Eduardo Medina Mora.
Entre los presentes destacaron los consejeros de la Judicatura José Alfonso Montalvo Martínez y Liliana Mónica Benítez, cercanos a la ministra presidenta.
Desde el estrado, Norma Piña no evadió el balance de un periodo en el que, dijo, la Corte se mantuvo firme pese a los ataques.
“No respondimos con estridencias, respondimos con sentencias, no apelamos nunca a la confrontación, apelamos a la razón, al diálogo y al derecho, que es la manera que las sociedades han desarrollado para resolver sus problemas y diferencias con justicia, respeto y objetividad”.
Recordó que, durante dos años y ocho meses, el máximo tribunal enfrentó “condiciones de adversidad sin precedentes”. Habló de asedio, calumnias, desinformación y agresiones, pero insistió en que la Judicatura no se detuvo.
“Hoy tan solo concluye una etapa, no la misión. La ley fundamental permanece, los derechos reconocidos por ella permanecen, pero aún existen enormes deudas con su pleno ejercicio. El rumbo del país no puede depender del aplauso ni del agravio, sino, como lo he sostenido, de trabajar hombro con hombro para hacer realidad los bienes del proyecto nacional contenidos en nuestra Constitución”.

Ministros mandan mensaje
La solemnidad se rompió por momentos con las intervenciones previas de los presidentes de salas. Loretta Ortiz Ahfl lanzó un mensaje con destinatario: la presidenta de la Corte. Y es que días antes, Norma Piña dijo que la historia los juzgará por sus sentencias.
“No esperemos a que la historia nos juzgue. La historia se escribe con cada decisión que tomamos, aquí y ahora, y su verdadero éxito no estará en los libros del mañana, sino en la vida de quienes hoy encuentran en esta Corte la certeza de que su voz, al fin, es escuchada”, reviró Loretta.
Luego vino Javier Laynez Potisek como presidente de la Segunda Sala. Habló de los buenos números que deja y enfatizó un dato sobre la ministra Lenia Batres.
“Eso significa que estamos regresando a la Secretaría General de Acuerdos de la Suprema Corte únicamente 47 asuntos pendientes: cinco del ministro Alberto Pérez Dayán, cuatro míos, dos de la ministra Yasmín Esquivel y 36 asuntos de la ministra Lenia Batres”.
Al concluir su intervención, los asistentes se pusieron de pie y aplaudieron a Laynez.
Con este informe terminó no sólo una gestión, sino una etapa de tres décadas que inició en 1995, con la reforma judicial impulsada por Ernesto Zedillo.

A partir del lunes primero de septiembre, la judicatura entrará en un terreno inédito con los primeros jueces, magistrados y ministros electos por voto popular, resultado de una reforma controvertida que ha dividido opiniones.
Imagen portada: Ariel Ojeda / MILENIO
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